Resulta difícil de creer que este hotel esté catalogado como 4 estrellas. He de suponer que esa categoría la arrastra desde hace siglos y nadie se ha atrevido a quitársela por algún extraño motivo, quizás una antigua maldición. Y digo antigua maldición porque el hotel en sí es una verdadera joya arqueológica, empezando por el mobiliario de las habitaciones, que lleva ahí desde que se construyó, como prácticamente todo en el hotel. La impresión general es la de un modelo de negocio en el que lo más importante es reducir costes, a cualquier precio, para que el margen de beneficio sea el mayor posible. Se aprecia una notable falta de reinversión de dichos beneficios para mejorar la calidad del servicio. Dado que nos alojamos en régimen de media pensión, hablaré también del buffet prácticamente toda la comida parecía precocinada y de escasa calidad, tanto en lo que respecta al desayuno como a la cena. No puedo decir lo mismo de la bebida puesto que los combinados que probamos estaban bastante bien. Supongo que quien se aloja en régimen de todo incluido puede optar por refugiarse en la bebida para tratar de olvidarse de lo que le rodea.
Como ya he dicho, el mobiliario de las habitaciones debió inaugurarse a la par que algunos pantanos peninsulares. Además de ello nos llamó la atención que tratándose de un hotel de 4 estrellas las cortinas de la bañera estuviesen sujetas con un sistema bastante rudimentario de palo extensible, así como que no se dispusiera, como es habitual, de botecitos de gel y champú en su lugar había un dispensador atornillado a la pared relleno de un jabón que, al parecer, hacía las veces de ambos. No tenemos, sin embargo, queja alguna del personal. Fuimos atendidos con la mayor amabilidad y profesionalidad. Es lo único que podría salvarse de todo ese negocio. Solo esperamos que en este caso Gema Hoteles haga una excepción y recompense adecuadamente esta dedicación, aunque visto lo visto, lo dudamos. Al menos la experiencia ha servido para saber que no debemos volver a alojarnos en ningún hotel de la compañía. También merece la pena indicar que el servicio de WiFi es de pago y, como advertencia para quienes puedan pretender superar el trauma alcoholizados, que no todas las bebidas están incluidas en el todo incluido las que nosotros tomamos en el bar no lo estaban.
Estancia en el hotel: Julio 2020