Hoteles en Isla de Ré y La Rochelle

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La Rochelle es conocida por su puerto, completo símbolo de la ciudad, una perla de las costas atlánticas galas. Es una ciudad que retrotrae al visitante a varios siglos atrás, que ofrece soberbias torres y un casco antiguo que, sin duda, hay que pasear. Todo su centro está cargado de animadas terrazas, palacetes, edificios singulares y torres. La Place de la Chaine es una de las más concurridas, si bien los atractivos de la villa incluyen un acuario y un puerto deportivo, el de Saint-Martin, que, a vista de pájaro, ofrece un trazazo y distribución singulares, al completo abrigo del mar.

Alquilar un barco tripulado para salir a pescar o conocer las artes locales es una deliciosa opción, del mismo modo que tomar uno de los barcos turísticos que muestran el bellísimo entorno. Para los niños, además, se pueden planear visitas al zoo, al parque acuático, a una granja de avestruces, a otra de burros… Las posibilidades de esparcimiento incluyen también turismo de talasoterapia tanto en el Sur de Rochelle como en la isla de Ré, un lugar, que desde luego, el turista no puede perderse y cuyo romanticismo no olvidará.

Es un lugar con rincones de ensueño, playas rodeadas de naturaleza y bañadas por el Atlántico, pueblecitos de casas blancas y de rico cromatismo en las persianas, calles cargadas de flores, carriles-bici. Es curiosa la facilidad para utilizar este medio de transporte. Los 30 kilómetros de largo de la isla, que no llega a 5 de ancho, están pensados y por y para el ciclista. Su microclima es agradable, con bastantes horas de sol al año y temperatura suave. Es una isla además que ofrece salinas, bosques, dunas, espectaculares áreas de avistamiento y cría de pájaros, zonas pantanosas, áreas mareales para pescar a pie… La isla trata de consolidarse como un oasis contra la contaminación y por la apuesta ambiental.

Tiene 10 pueblecitos pintorescos. Por ejemplo, Rivedoux Playa tiene un encantador puertecito y la dedicación más importante es la de ostra. En La Flotte, la belleza de las casas y callejuelas es especial. Saint Martin de Ré es un pueblo con tranquilas terrazas para charlar, también pesquero. En Sant Clement des Baléines, se puede admirar un espectacular faro y disfrutar de la La Conche, una excepcional playa en este pueblo en el que encallaron históricamente tantos cetáceos.

Le Bois Plage en Ré es otra maravilla, con una playa de 7 kilómetros rodeada de pinares y de viñas. En cuanto a la gastronomía, además de pescados y ostras, la isla de Ré tiene una patata de gran calidad. En La Rochelle, los reyes del plato son los productos del mar.